sábado, 7 de julio de 2012

Capítulo 4. Otoño

Siento haber tardado tanto en escribir...


Capítulo 4. Otoño.

El Sol salía tímidamente por el horizonte. El primer Sol de otoño. El verano había sido increíblemente aburrido y solitario. No habíamos hecho nada. Hoy, empezaba en el instituto de LakeValley. 
Deseaba que todo fuese bien... 


En mis otros institutos... Muchas niñas se reían de mí. Les deseaba el mal con todo mi ser por hacerme llorar y sufrir. Pero, esta vez iba a ser fría y fuerte. No me iba a dejar manipular por unas cuantas gilipollas. Los profesores se ponían de su parte. Era una injusticia. Pero, ya veremos quién es la mala este año.


Desayuné sin ganas. Las tostadas que me había hecho mi madre estaban quemadas. Me dieron ganas de tirarlas pero, me contuve. 


Cogí mi mochila y esperé el autobús sentada en un banco con la mirada perdida. Entonces, Don perfecto se sentó a mi lado.


-Hola... ¿Es tu primer año en el instituto?
-Ehmm... Soy nueva en este pueblo. ¿No tendría que ser nueva en el instituto?
-Ahh... Perdón, solo trataba de darte conversación.
-Pues, no. No me caes bien. Ya tengo la cruz de que seas mi vecino y no quiero aguantarte en el instituto. 
-Dios. ¿Por qué eres tan borde?
-Porque, me da la gana. Y, ahora piérdete. 


Don perfecto puso una carita triste y apenada y se levantó del banco con la cabeza bien alta.


El autobús llegó. El conductor era un hombre de unos... ¿100 años? Era un viejo. Tenía miedo que por culpa de ese viejo tuviésemos un accidente. 


Me senté entre los últimos asientos. No quería que nadie se sentase junto a mí. 

El idiota de Don perfecto se sentó en las primeras filas con una chica. Iba toda destapada. Enseñaba mucho escote, tenía la raya del ojo pintada hasta los mofletes, unos aros colgando de sus orejas que servían perfectamente para jugar al Hula-hop. Llevaba unos pantalones demasiado cortos para estar en otoño.


Bueno, se podía definir que era "la guarra perfecta". En mi edad, todas, bueno, casi todas las niñas son unas zorras. Hay algunas como yo, por ejemplo que son buenas y tenemos dignidad. ¿Ser una guarra barata? ¡No, gracias!


Llegamos al instituto antes de lo previsto. Cuando llegamos, todos estaban como locos mirando las listas. Intenté colarme pero me empujaron como locos... No pude ver nada.

Me pude colar entre unos chicos y busqué mi nombre. Tyler...Tyler... ¡Ah! Aquí estaba. Justo la número 9. Bueno, podría haberme tocado ser la primera. 3ºC era mi clase.

Justo encima de mi nombre estaba el apellido Green. Me arriesgué a leer el nombre y, como yo temía... era Don Perfecto.

¿Cómo iba a ser eso? Él tenía 15 años y yo 14. ¡Debe haber ocurrido una equivocación!


Decidí preguntar donde estaba mi clase. Un profesor me indicó. Y, seguí las indicaciones. Finalmente, llegué a mi clase. Me senté junto a una ventana y otra vez el inepto de Don perfecto se sentó junto a mí y, delante de él un amigo o eso creo...

-¡Green, te he dicho que no te sientes junto a mí!
-Melody, si eres mi vecina, no quiero que estés sola.
-Pues me da igual si estoy sola.
-¿Quién es esa?-Preguntó su amigo.
-Ah. ¿Ella? Es mi vecina, Melody Tyler.
-No quiero que estés sin amigos, Melody.-Dijo Don perfecto intentando ser comprensivo.


Iba a tirarle la libreta a la cabeza pero, una persona conocida se sentó delante de mí.

-Eh... Hola.-Dijo la chica que se me hacía conocida.
-Espera... tú eres... ¡Ah sí! Eres Sofía Leight!
-Sí. Y tú eres Melody Tyler.
-Parece ser que nos ha tocado en la misma clase.
-Vaya...también nos ha tocado con la "pecas".-Dijo Don perfecto apenado, sus palabras provocaron que, Sofía adoptase una expresión triste.
-Mira, niñato. Ya estoy harta de aguantarte intentando hacerte mi amigo. Deberías aprender modales. Ir insultando a la gente por ahí es de muy mala educación.
-Eh...-Balbuceaba Don perfecto.
-¡Te ha dejado callado!-Dijo su amigo.
-Larguémonos. Dejemos solas a la pecas y a doña enfado.-Dijo el inepto ese, mientras su amigo obedecía y se iban a unos pupitres con unas guarras.


Sofía me dio las gracias y, entro una señora mayor por la puerta. Era, bueno... Parecía nacida en la época de los dinosaurios. Dijo que se llamaba Maya Jones o algo así. Y, empezó a hablarnos de los horarios y blablabla. Sofía y yo fuimos las únicas que apuntamos lo que decía la profesora.
Otros, miraban las musarañas y Don perfecto y sus guarras se limitaban a hablar y hacer bolitas de papel y tirárselas a la gente.


Terminó la presentación y Sofía y yo salimos las dos a la vez de la clase.


-Gracias otra vez por defenderme de ese idiota. 
-Ahh. De nada. Se lo tenía merecido.-Dije mientras Sofía se reía. 
-¿Volvemos juntas en el autobús?
-Vale.-Parecía buena chica. A lo mejor terminábamos siendo amigas.


Llegamos a la parada de autobús, estaba esperando ahí. Nos sentamos atrás y empezamos a hablar. Nos gustaban las mismas cosas. 

-El primer día y ya he podido relacionarme con alguien.
-Ja, ja. Lo mismo digo.
-¿No tienes amigas?-Pregunté.
-No, todos aquí me marginan.
-Pues, si quieres podemos ser amigas.


La cara de Sofía se iluminó como un Sol.


-Vale. Seamos amigas.-Dijo Sofía muy feliz. Bueno, le había alegrado el día y ya no estaría sola. 


Llegué a mi casa. Mi madre me esperaba con el almuerzo. Arroz tres delicias bueno, tenía buena pinta. Me lo comí y, mi padre me dijo algo que me alegró. Nos habían instalado Internet. ¡Genial! Podré usar mi portátil. 


                     Continuará



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