viernes, 22 de junio de 2012

Capítulo 3. Condenadas magdalenas

El capítulo 3. ^^


Capítulo 3. Condenadas magdalenas


Mi madre me había obligado a llevar las cestas de magdalenas a los "encantadores" vecinos.
Llevé tres cestas primero. Total, eran seis así que en dos viajes acabaría.


Llamé la puerta un par de veces de mala gana. Pude ver que, la casa que tenía era de ricos. Tenía un coche impresionante y una enorme piscina. Genial una razón más por lo que ser perfectos.


Una señora con un abrigo de piel, me abrió la puerta.
Sus ojos eran azules cielo iguales que los de Don Perfecto. Pero, ella tenía el pelo rubio. Tenía una expresión muy seria y mostraba un aire de superioridad. 
Genial, Don Perfecto es un niño de mamá.


-¿Quién eres?-Preguntó fríamente.
-Esto... Me llamo Melody Tyler... Mi familia y yo vivimos en esa casa de enfrente.-Dije señalando mi casa.
-¿Y?
-Bueno... mi madre me ha dicho que les traiga esta cesta de magdalenas. Espero que les guste.
-Ah. Vale.-Dijo quitándome la cesta de las manos y cerrando la puerta de un portazo. No me había dado ni las gracias.


 Pensaba que la gente de pueblo era buena, simpática, agradecida... Pero me equivocaba.
Al menos no me había encontrado con Don Perfecto. Era lo único positivo que se me ocurría ver.


Caminé hacia la casa de al lado de los perfectos. Llamé dos veces y, una anciana con una enorme sonrisa apareció ante mí.  
Estaba abrigada con una manta. Tenía unas gafas del año de la pera, de esas que ya no se usan. 



-Hola, joven. Soy la señora Looper.
-Encantada, yo soy Melody Tyler.
-Ohh... Tu familia es nueva aquí, ¿cierto?
-Sí. Mi madre me ha pedido que les traiga estas magdalenas.
-Muchísimas gracias... Dile a tu madre de mi parte que, muchas gracias.
-Se lo diré, señora Looper.-Dije mientras le entregaba la cesta.
-Bueno, hasta otra, Melody. Ya nos veremos.-Dijo mientras me decía adiós con la mano y cerraba la puerta suavemente.


La señora Looper, era buena persona. Me hacía recordar a... mi abuela. Era dulce y buena como ella. Como la extrañaba... Pero, lamentablemente su enfermedad pudo más que ella. 


Hay tantos seres horribles en el mundo y tuvo que morir ella, mi querida abuela. Ladrones, asesinos, violadores...etc. Tanto enfermo mental y ella tuvo que pasar a mejor vida. Puedo asegurar que ella, era mejor persona que todos esos.


Pero, no era momento de recordar. Ya hacía 3 años de eso. Y...no pensaba llorar más, mi abuela no hubiera querido eso.


Llamé a la puerta de la casa que, estaba enfrente de la de la señora Looper.
Un niño de unos seis años abrió la puerta.


-¡Mamá! Hay una chica con magdalenas en la puerta.-Gritó el pequeño.
-¡Si es para vender algo, no me interesa!-Dijo la mujer desde el interior de la casa.
-¡Oh, no! Señora... Yo... soy nueva en el pueblo. Le traigo estas magdalenas...
-¡Ah! Un momento ya salgo.


 Salió una mujer de unos... 40 y tantos. Era alta y delgada. Tenía todos los pelos despeinados. 


-¡Ay, niña! Muchísimas gracias. Soy Alejandra Singht. 
-Encantada, soy Melody Tyler. Vivo enfrente de los perf... ¡Digo! De los Green.
-Menuda suerte la tuya. La señora Green es una bruja. Pero, ojo su marido no sé como la soporta.Seguro que está con otra...
-Ehrr... Lamento interrumpir su jugoso cotilleo pero, debo seguir repartiendo magdalenas. Ya me lo contará otro día.
-¡Espera! ¡Sofía, ven aquí!-Dijo gritando como una loca.


 Una niña de mi edad más o menos salió de la casa.


-Melody, estos son mis hijos Tommy y Sofía. 
-Encantada.
-Encantado. ¡Mamá, dame una magdalena !-Le entregué la cesta de magdalenas a la señora Leight.
-De eso nada. Que esta noche no cenas.Bueno, Melody. Ya nos veremos.-Dijo cerrando la puerta mientras metía a sus hijos en casa.


La señora Leight se iba a llevar bien con mi madre... Las dos igual de chismosas... 


Volví a casa y me llevé las otras tres cestas.
Siguiente casa, la que estaba al lado de la de los Leight.


Llamé a la puerta.


-Pasa, está abierto.-Dijo una voz masculina muy apagada.


 Entré y, seguí el ruido de un televisor. Entré a lo que pensé que era el salón. Había un señor gordinflón y mayor tumbado en un viejo sillón.Miré su casa, estaba toda sucia y, habían retratos de la misma mujer en todas partes. Se movió para comprobar quien era. 


-Hola... Soy Melody Tyler. Mi familia y yo llegamos ayer aquí. Y... mi madre ha hecho magdalenas para todo el barrio así que... Le traigo esta cesta.-Dije mientras la dejaba en una mesa llena de polvo.
-Ahh... Gracias. Yo soy Steve Novotny.
-Encantada, señor Novotny. 
-Dile gracias a tus madre de mi parte.
-Ehh... Se lo diré. Hasta luego.



Salí de allí enseguida. Se notaba que era un hombre depresivo. Apuesto a que extrañaba mucho a esa mujer que estaba inmortalizada en retratos en toda la pared de su casa. Más o menos, pude ver que esa mujer era rubia con unos preciosos ojos verdes. 


Me dirigí a la siguiente casa, no me fijé en dónde estaba muy bien. 


Llamé a la puerta. Se oyeron los ladridos de un perro.


-¡Yo abro!-Se oía desde dentro. De la puerta salieron un chico y una chica de unos 20 años. 
-Ehr... Me llamo Melody Tyler. Mi familia y yo somos nuevos aquí. Y, mi madre ha hecho unas magdalenas para todos. Así que tenga.
-¡Oh! Gracias.-Dijo la chica.-Me llamo Tiffany Lawrence.
-Yo soy Jack Lawrence. Tiff y yo somos hermanos.
-Ahh... Bueno, adiós me tengo que ir.-Dije entregándole a Tiffany las magdalenas.


Lo que más me llamó la atención de esos hermanos fueron que,  los dos tenían unos preciosos ojos grises y el pelo color castaño apagado.


Seguí andando. La última casa. La puerta se abrió antes de que llamase a la puerta. Una señora mayor, de piel oscura y cabellos grisáceos apareció ante mí. Estaba vestida con una falda larga naranja que, no se le veían ni los pies. Llevaba puesta una blusa blanca como las de los gitanos. En la cabeza llevaba puesto un pañuelo naranja. De sus orejas colgaban unos aros de oro. En sus brazos estaban llenos de pulseras. Y, de su cuello colgaba una especie de amuleto.


-Sabía que vendrías, Melody Tyler.
-Co...¿Cómo sabe usted mi nombre?
-Soy adivina. Y por lo que veo, esas magdalenas son para mí.
-Eh... Sí. Tenga.-Dije entregándole las magdalenas boquiabierta.
-Soy Madame Caparella.
-Encantada, usted ya sabe mi nombre... Bueno me debo ir mi madre me está esperando.
-¡Espera! ¿Quieres que te lea la mano?
-Hmm... Vale.


 Madame Caparella, me tomó la mano y empezó a hacer círculos en ella. Me hacían cosquillas. Entonces su expresión se volvió sorprendente. Abrió la boca para decir algo.


-Vas a sufrir por amor.-Me dejó helada. Yo nunca me había enamorado, ni pensaba hacerlo.
-¿De quién me enamoraré?-Dije. Madame Caparella se quedó callada, no me quiso decir nada.
-Es mejor que lo descubras sola. No creo que la sorpresa te agrade mucho.


¿No agradarme mucho? ¿Está diciendo que me enamoraré de un feo? Bueno... siempre me habían enseñado a mirar el interior pero, si fuese buena persona no me haría sufrir por él. 


Me despedí de Madame Caparella. Y, volví a casa. 
Mi madre me estaba agobiando con las preguntas. Le conté todo, sus nombres, sus hijos, su personalidad, cómo era su casa...
Pero, no le conté nada sobre la predicción de que iba a sufrir por amor.


                     Continuará

1 comentario:

  1. Awwwww.... Me encanta lo has dejado muy interesante, ya quiero saber quien es el enamorado jaja.

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